La ilustración, tan antigua como la escritura y tan artística como cualquier otra disciplina considerada dentro del campo de las bellas artes, se sitúa en la historia como soporte de textos para clarificar conceptos, sobre todo a partir del nacimiento de la imprenta, y ligada –a partir de ésta-, a la idea o necesidad de quien lo requiera. Hoy, se reivindica como imagen creativa, se concibe como medio en sí mismo y se soporta en plataformas tecnológicas que le permiten ubicarse en las esferas del diseño y el arte, y muchas veces, encabezar la producción, publicación y distribución, dentro de una gran cantidad de productos culturales.
Desde hace algunas décadas el arte se ha visto obligado a redefinirse, a plantear nuevos criterios sobre las distintas disciplinas, desde la concepción misma de la creación de una obra, hasta los usos y las formas que integran un proceso artístico. Los avances tecnológicos y, por ende, la dinámica de interacción entre lo local y lo global, han incidido en la creatividad artística, han replanteado los valores estéticos y han fomentado la aparición de nuevos talentos; la mayoría de éstos multidisciplinarios y dispuestos cada vez más a crear de forma colectiva. Es así como algunas disciplinas comienzan a tomar fuerza y a sobresalir, y más allá de competir una con la otra, forman parte de un proceso de convergencia en el desarrollo del arte actual.
La imagen en esta nueva era retoma su valor auténtico y se centra, nuevamente, en la conexión entre el ser humano y el mundo, ya no como acompañante o soporte, sino como un medio que va más allá de un simple intercambio de información, pues favorece la construcción de identidades, fomenta la diversidad cultural y responde a las necesidades intelectuales de nuestro tiempo.
Desde hace algunas décadas el arte se ha visto obligado a redefinirse, a plantear nuevos criterios sobre las distintas disciplinas, desde la concepción misma de la creación de una obra, hasta los usos y las formas que integran un proceso artístico. Los avances tecnológicos y, por ende, la dinámica de interacción entre lo local y lo global, han incidido en la creatividad artística, han replanteado los valores estéticos y han fomentado la aparición de nuevos talentos; la mayoría de éstos multidisciplinarios y dispuestos cada vez más a crear de forma colectiva. Es así como algunas disciplinas comienzan a tomar fuerza y a sobresalir, y más allá de competir una con la otra, forman parte de un proceso de convergencia en el desarrollo del arte actual.
La imagen en esta nueva era retoma su valor auténtico y se centra, nuevamente, en la conexión entre el ser humano y el mundo, ya no como acompañante o soporte, sino como un medio que va más allá de un simple intercambio de información, pues favorece la construcción de identidades, fomenta la diversidad cultural y responde a las necesidades intelectuales de nuestro tiempo.
La ilustración, consolidada por la cultura digital y forjada en un mundo de interés visual, ha acabado por imponerse en los procesos de la creación e influir en las audiencias más amplias en el mundo. Pasando por una gran variedad de técnicas y estilos, que van desde dibujos hechos a mano hasta el diseño vectorial, esta nueva ola de ilustradores -que no abandonan del todo a la ilustración editorial-, agregan un valor a los contenidos que hoy en día se generan en cada sociedad y le apuestan a una tendencia más alegórica como extensión propia de la realidad.
Ante estos cambios, los procesos artísticos emanan hoy sus propias leyes; lejos de formalismos, la ilustración se reinventa y propone una experiencia creativa que permite saltar de un estilo a otro y mezclar tanto las técnicas tradicionales como las que derivan de las nuevas tecnologías. Dentro de esta lógica de funcionamiento, hoy es posible encontrar individuos o colectivos que destacan más por el tratamiento del lenguaje que por un discurso formal apegado a una técnica, o incluso, con autores cuya obra no coincide con los parámetros culturales de su entorno.
Aun cuando es cada vez más común encontrar ferias de arte y bienales que exponen trabajos individuales y colectivos, es en los soportes digitales donde realmente han cobrado vida las ilustraciones. Es decir, ya no se limitan a un medio impreso sino que se incorporan al área audiovisual y pasan por la fotografía digital, la animación, el videoclip, el cine, el comic, entre otros.
Basta con ojear los diarios, revistas, flyers o portadas de CD para darse cuenta del auge que está teniendo la ilustración y la variedad de estilos y técnicas que se proponen, o simplemente darse una vuelta por el ciberespacio para ver la cantidad de obras y artistas que transitan por la red. En función de presentar lo que se está haciendo en esta materia en nuestro país, sin tener que enlistar la cantidad de exponentes y saturar al lector con una diversidad de obras, encontramos a un artista que bien merece ser reconocido dentro de tanto talento mexicano, Alejandro Ramos Díaz, más conocido como “Mondi”, quien nos hace el honor de ilustrar este artículo y de paso, nos permite disfrutar de su arte.
Ante estos cambios, los procesos artísticos emanan hoy sus propias leyes; lejos de formalismos, la ilustración se reinventa y propone una experiencia creativa que permite saltar de un estilo a otro y mezclar tanto las técnicas tradicionales como las que derivan de las nuevas tecnologías. Dentro de esta lógica de funcionamiento, hoy es posible encontrar individuos o colectivos que destacan más por el tratamiento del lenguaje que por un discurso formal apegado a una técnica, o incluso, con autores cuya obra no coincide con los parámetros culturales de su entorno.
Aun cuando es cada vez más común encontrar ferias de arte y bienales que exponen trabajos individuales y colectivos, es en los soportes digitales donde realmente han cobrado vida las ilustraciones. Es decir, ya no se limitan a un medio impreso sino que se incorporan al área audiovisual y pasan por la fotografía digital, la animación, el videoclip, el cine, el comic, entre otros.
Basta con ojear los diarios, revistas, flyers o portadas de CD para darse cuenta del auge que está teniendo la ilustración y la variedad de estilos y técnicas que se proponen, o simplemente darse una vuelta por el ciberespacio para ver la cantidad de obras y artistas que transitan por la red. En función de presentar lo que se está haciendo en esta materia en nuestro país, sin tener que enlistar la cantidad de exponentes y saturar al lector con una diversidad de obras, encontramos a un artista que bien merece ser reconocido dentro de tanto talento mexicano, Alejandro Ramos Díaz, más conocido como “Mondi”, quien nos hace el honor de ilustrar este artículo y de paso, nos permite disfrutar de su arte.
“Mondi” es un tapatío que radica en Puebla desde hace algunos años y que ha logrado consolidarse como artista plástico no sólo por el dominio que tiene en el dibujo, sino también por la composición de cada una de sus ilustraciones. Sus trabajos, individuales y colectivos, son el resultado de una larga trayectoria que comenzó a temprana edad, pues desde la primaria ya llenaba sus libretas con caricaturas de cómics y superhéroes. Como muchos de los artistas de esta era, ha recorrido y perfeccionado sus técnicas de una manera completamente autodidacta.Desde 1997 se ha desarrollado como diseñador gráfico, ilustrador y post-productor, y sus creaciones plásticas van desde pinturas al óleo hasta ilustraciones vectoriales de técnicas mixtas. Recibió una mención de honor en la Bienal de Arte Postmoderno (Córdoba, 2006) y ha publicado fotografías e ilustraciones en las revistas Cho (Puebla), Tierra Adentro (Cd. de México), Quo (Cd. de México), Volar (Mexicana de Aviación) y Fused (Inglaterra). Colabora como escritor en el blog colectivo Trikinhuelas.
Es fundador y socio del despacho de diseño y consultoría DomoVolcánico desde 2003 y presidente de la productora Ozumedia desde 2005. Actualmente, y por segundo año consecutivo, trabaja como diseñador gráfico en la campaña del Festival Internacional de Cine de Guadalajara, también es post-productor en Cumbre Tajín desde hace cuatro años. A comienzos de este año, la editorial española Mondadori publicó uno de sus más recientes trabajos, la ilustración de la portada del libro “Cocaína” del escritor mexicano Julián Herbert.
Aunque reconoce que la tecnología ayuda en buena parte al ilustrador de hoy, incluso creativamente, sabe que no hace milagros. La conceptualización, reforzada con la técnica, es la clave para lograr una buena ilustración y es una de las cosas que más disfruta: “Me gusta mucho, es como un juego de niños donde puedo inventar lo que quiera sin restricciones”. Si bien los avances tecnológicos inciden en el proceso creativo de la mayoría de los artistas, “el ilustrador no debe casarse con un medio sino mezclar diferentes técnicas, diferente software, diferente lápiz o collage”, al fin y al cabo el producto final se resume en el poder visual más allá de la técnica que se utilice.
Definitivamente, todo lo que se pueda escribir en estas líneas sobre este prometedor artista mexicano puede resultar corto y tal vez vago, por eso lo invito a que usted mismo juzgue a través de una visita a su sitio www.ramosdiaz.com. Sus fotografías las puede encontrar en www.flickr.com/photos/mondi/. Como es de esperarse, el mayor flujo de exposición sobre esta disciplina se encuentra en la autopista de la información: internet, una de las plataformas que más acoge a la ilustración, no sólo por revertir el valor hasta ahora dado a la creatividad y la libertad de los ilustradores, sino también porque permite integrar lo que antes se producía de forma desarticulada, favoreciendo su enriquecimiento y su difusión.
Links recomendados por el artista:
http://drawn.ca/
http://weblog.evasee.com/
http://letoy.blogspot.com/
