martes, 10 de febrero de 2009


Esta ventana es como cualquier otra. Está elevada del suelo y comunica el interior de una estancia con el exterior. La mayoría de nosotros sabe qué hacer cuando se tiene una enfrente. Una ventana es para mirar o ser ad-mirado, o ambas cosas a la vez. Hay ventanas en las casas, edificios, cafés, coches, aviones y hasta en nuestro computador. Sin embargo, su fascinación no radica en su forma y estructura, sino en el sentido que adquiere cuando imaginamos cada vez que se observa a través de ella, y esto, al final, no es más que una extensión propia de la realidad. La ventana de Nina es abatible, es el resultado del exterior y el interior. Es una alegoría propia del cuerpo y del alma. Es de uno, de muchos y de nadie.

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